VIRGILIO
Publio Virgilio Marón, calificado "príncipe de los poetas latinos" fue hijo de un industrial alfarero y de una mujer liberte, que le dieron una educación esmerada. Estudió en Cremona hasta los 15 años y continuó sus estudios en Milán y Nápoles, dedicándose al conocimiento pleno de los autores griegos, especialmente de Homero. Estudió también algo de medicina, matemáticas y filosofía, adquiriendo una selecta cultura. A la muerte de su padre se traslada a Mantua y administra la heredad paterna. La vida en el campo era su ambición más firme y a ella se dedica reflejándola en los poemas bucólicos llamados "Eglogas". A los treinta y cuatro años se reitró a Nápoles para escribir su poema "Las Geórgicas", con la intención de encaminar las energías del pueblo romano al ejercicio de la agricultura, que era para él fuente de riqueza y prosperidad, y que había sido olvidad por un pueblo guerrero. Terminada esta obra dedicó los diez años siguientes a escribir "La Eneida", el poema de los orígenes, grandeza y esplendor de Roma. Viajó por todos los lugares donde Homero emplazó sus epopeyas, hasta que fue reclamado por el emperador de Roma. No bien desembarco en Brindis falleció a consecuencia de una turbulenta navegación que debilitó su ya enfermiza salud.
Gozó Virgilio en su época de una popularidad ensordecedora y le rodeó una atmósfera de veneración y de afecto inigualable. Era para todos modelo de sinceridad y benevolencia, prototipo de hombre perfecto. Su amor al estudio y el esmero con que guiaba, corregía y enmendaba sus versos, se transparenta en todas sus obras, reflejando cómo se esforzaba el poeta en dejar a la posteridad un legado literario que resistiese el paso del tiempo. Sus amigos cuidaron de las primeras transcripciones de sus obras de las que no se conserva ninguna, las primeras que conocemos pertenecen a el siglo V y el siglo VI. La figura de Virgilio fue adornada en la Edad Media con todos los caracteres de la leyenda. Algunos pasajes enigmáticos de sus poemas condujeron a la opinión de que encerraban una doctrina esotérica, algunos escritores cristianos llegaron a presentarle como pregonero del cristianismo, considerando como una profecía mesiánica el comienzo del Idilio IV, dirigido al cónsul Asinio Polión y al hijo de éste, recién nacido.
Incitado por sus protectores, escribió las Geórgicas, en apoyo de la política imperial de relanzar la agricultura en Italia, en las cuales recrea la belleza de la vida campesina y sus distintos aspectos: labranza, ganadería y apicultura. Según Virgilio, el linaje romano procede del hijo de Eneas, Ascanio, que habría fundado la ciudad de Roma. El modelo homérico está presente tanto a nivel formal como temático, aunque es visible también la influencia de poetas romanos como Ennio, Lucrecio y Apolonio de Rodas.
El verso de Virgilio en la Eneida fue considerado en su propia época, y a partir de entonces, como modelo de perfección literaria tanto por su equilibrio métrico como por su musicalidad. Sin embargo, el poeta no pudo terminar su obra, pues en el 19 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia con la intención de corroborar sobre el terreno las referencias paisajísticas y geográficas de su obra maestra, prácticamente finalizada para entonces, y para profundizar en el estudio de la filosofía.
Durante el viaje enfermó gravemente, y en su lecho de muerte pidió a sus amigos Vario y Plocio que destruyeran La Eneida, por considerarla imperfecta, ruego que no fue atendido por orden de Augusto y poco después fue publicada por Vario Rufo y Plotio Tuca.
No bien desembarco en Brindis falleció a consecuencia de una turbulenta navegación que debilitó su ya enfermiza salud.
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